Tres años hace murió abuelita;
cuando la fueron a sepultar,
deudos y amigos en honda cuita
se congregaron para llorar.
Cuando la negra caja cerraron,
curioso y grave me aproximé,
y al verme cerca me regañaron
porque sin llanto la contemplé
Dolor vehemente rápido pasa;
tres años hace que muerta está
lloviendo penas, y nadie, en casa,
de mi abuelita se acuerda ya.
Yo sólo tengo luto y tristeza,
y su recuerdo fuerza cobró
como del árbol en la corteza
se ahonda el nombre que se escribió.